Nuestro planeta en estos últimas décadas está sufriendo un proceso de calentamiento global, ello lo advertimos por las altas temperaturas que se registran y por alteraciones en el sistema climático, que se observa en la mayor recurrencia de huracanes, sequías mas frecuentes, copiosas precipitaciones, sequías, olas de calor, etc. Este cambio climático es un fenómeno atribuido al ser humano y a su vertiginoso desarrollo industrial, que ha alterado la composición de gases en la atmósfera, intensificando los eventos extremos del clima.
La actividad cotidiana del ser humano genera la emisión de volúmenes crecientes de gases de efecto invernadero (GEIs), los cuales aumentan la capacidad de retención de radiación solar de la atmósfera, produciendo con esto un aumento de la temperatura terrestre. Los cambios observados y proyectados de la temperatura de la atmósfera generarán consecuencias ambientales, sociales y económicas de diversa índole. Entre los efectos que podrían producirse se puede mencionar: aumento de las temperaturas, descenso de las lluvias, derretimiento en los glaciares, aumentos del nivel del mar, mayores sequías, vulnerabilidad de los ecosistemas, entre otros. Específicamente para Chile, un estudio sobre vulnerabilidad en nuestro país, publicado en Primera Comunicación Nacional de Cambio Climático año 2000, muestra que Chile podría verse altamente afectado por disponibilidad del recurso hídrico, en particular, en la zona central que es eminentemente agrícola. Otros efectos esperados son la intensificación de aridez y avance del desierto hacia el sur, mayores precipitaciones en la zona sur, y fenómenos del Niño más frecuentes e intensos. Las actividades que generan GEIS son principalmente las siguientes: quema de combustibles fósiles (generación y uso de energía, industria, transporte), cambios en el uso del suelo, silvicultura, agricultura y manejo de desechos sólidos y líquidos. Se entiene por gases efecto invernadero a los siguientes sustancias: Dióxido de Carbono (CO2), Metano (CH4), Óxido Nitroso (N2O), Vapor de Agua (H2O), Ozono (O3) y Sustancias agotadoras de O3 (HFCs, PFCs, SF6). La aceptación por la comunidad internacional que las actividades humanas han estado alterando el sistema climático, llevó a la creación de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). La CMNUCC fue aprobada el 9 de mayo de 1992 y entró en vigor el 21 de marzo de 1994. Ha sido firmado por 189 países, Chile la ratificó en diciembre de 2004. Por medio de ella, los países reconocen que la contribución humana al efecto invernadero es un problema común de toda la humanidad y necesita acciones oportunas y decididas para contrarrestarlo. Para ello, se establece como objetivo de la Convención "la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropogénicas peligrosas en el sistema climático.